Mercantilistas – Los mercaderes y el estado (Segunda parte)

jueves, 16 de abril de 2009

Mercantilistas – Los mercaderes y el estado (Segunda parte)

Desde la Edad Media había tenido lugar una expansión irregular pero continua del comercio dentro de los países europeos, entre ellos y entre Europa y el Mediterraneo oriental. En la época de los mercaderes se produjo un gran incremento del comercio tanto local como de larga distancia. Florecieron mercados muy diversos en los cuales se vendían tejidos, hilados, vinos, artículos de piel, zapatos, cereales (principalmente trigo) y muchos otros productos; estas actividades se desarrollaban en ferias, en grandes cobertizos o salas públicas y en terrenos circundantes. Los barcos transportaban productos de tierras cada vez más lejanas. Aparecieron los bancos, primero en Italia y después en Europa del Norte. Los puestos de los cambistas, en los cuales se pesaba y trocaban monedas de diferentes países, llegaron a convertirse en una característica habitual de la vida comercial. El mercader surgió de las sombras feudales para convertirse en un personaje bien definido, y cuando prosperaba y operaba en vasta escala, era aceptado en sociedad y se cubría de prestigio. En todo el continente europeo la máxima jerarquía social continuó perteneciendo a los terratenientes, los descendientes de los barones feudales, entre quienes había muchos que conservaban su especial tendencia instintiva al conflicto armado y a la autodestrucción correspondiente. Pero ya en el siglo XV la ciudades mercantiles, como Venecia, Florencia y Brujas, sucedidas luego por Amberes, Ámsterdam, Londres y las de la Liga Hanseática, contaban con distinguidas comunidades mercantiles. Como en ellas el comercio era la ocupación general, desaparecía el estigma en un tiempo asignado a los mercaderes. Cabe añadir que se trataba de comunidades cuyo nivel artístico y cultural era por lo cereal más elevado que el de las viejas clases de propietarios rurales. E

En las ciudades comerciales, los grandes mercaderes no sólo influían en el gobierno, sino que ellos mismos eran el gobierno. Y en toda Europa, desde el siglo XV hasta el siglo XVIII, fueron adquiriendo una creciente influencia en los nuevos Estados nacionales. Sus ideas llegaron a determinar la opinión pública, y a través de ella, la acción oficial. Cabe recordar también que su influencia provino en gran parte del hecho de que para poder sobrevivir, los mercaderes debían superar en inteligencia a los miembros hereditarios de las viejas clases terratenientes, inteligencia que por otra parte llego a incluir ideas muy claras acerca de la forma en que el Estado podía servir a sus intereses.

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